letras en el tiempo de lourdes aquino

sábado, 19 de julio de 2014

FRAGMENTOS DE FIEBRE DE MIGUEL OTERO SILVA



Nace en Barcelona (Edo. Anzoátegui) el 23.10.1908
Muere en Caracas el 28.8.1985.
Miembro de la llamada "Generación del 28", Miguel Otero Silva tuvo una destacada labor como escritor, humorista, periodista y desde luego como político. Fueron sus padres Enrique Otero Vizcarrondo y Mercedes Silva Pérez. En cuanto a su educación, tenemos que cursó estudios de bachillerato en el liceo San José de Los Teques y posteriormente, en el liceo Caracas, dirigido por Rómulo Gallegos; en este instituto fue compañero de jóvenes como Rafael Vegas, Isaac J. Pardo, Rómulo Betancourt, y Jóvito Villalba. Luego de concluir la secundaria en 1924, comenzó estudios de ingeniería civil en la Universidad Central de Venezuela, los cuales no culminó. En 1925, publica en la revista Élite su primer poema titulado "Estampa", influenciado por los modernistas Rubén Darío y Amado Nervo. Asimismo, durante este tiempo aflorará otra inquietud en él: el humorismo; motivo por el cual comenzará con el seudónimo de Miotsi a escribir en el periódico Fantoches y en la revista Caricaturas. Durante los acontecimientos políticos de la Semana del Estudiante (febrero de 1928), Miguel Otero Silva es vinculado a la conspiración militar del 7 de abril de 1928, por lo que es acosado por la policía y debe huir al extranjero, donde prosigue su actividad política. Una vez en el extranjero, forma parte del contingente de venezolanos que comandados por Gustavo Machado y Rafael Urbina López, toma el fuerte Ámsterdam de Curazao y prepara una invasión a Venezuela por las costas de Falcón (junio 1929). Cabe destacar, que en este tiempo comenzó a escribir Fiebre, novela testimonial que publicará 10 años más tarde.
En 1930, resuelve darle a sus actividades políticas una estructura ideológica, afiliándose al Partido Comunista Internacional. Después de la muerte de Juan Vicente Gómez (17.12.1935), regresa a Venezuela. A partir de este momento, gracias a que Eleazar López Contreras permitió cierta libertad de prensa, Miguel Otero Silva escribe en el diario ahora versos humorísticos-con cierto contenido político-titulados "Sinfonías tontas", los cuales firma con el seudónimo Mickey. En marzo de 1937, es expulsado del país, bajo la acusación de "comunista"; viajando a México, donde publica su primer poemario Agua y Cauce y luego a Estados Unidos, Cuba y Colombia. De regreso a Venezuela, Otero Silva edita en 1940 su novela Fiebre y en 1941 funda, junto a Francisco José "Kotepa" Delgado y el pintor y caricaturista Claudio Cedeño, El Morrocoy Azul, semanario humorístico donde escriben Francisco Pimentel (Job Pim), Andrés Blanco, Antonio Arráiz, Aquiles Nazoa, Isaac J. Pardo, Pedro Juliac, entre otros; ese mismo año, crea también el semanario de izquierda Aquí Está. En 1943, en plena Guerra Mundial, su padre Enrique Otero Vizcarrondo, quien había viajado a Estados Unidos para adquirir una imprenta para el Morrocoy Azul, decide aprovechar la oportunidad para fundar un diario; de allí surge El Nacional, cuyo primer jefe de redacción fue el propio Miguel Otero Silva, y director el poeta Antonio Arráiz.
En 1949, Otero Silva se gradúa de periodista en la Universidad Central de Venezuela y preside la Asociación Venezolana de Periodistas. En 1951, se separa del Partido Comunista de Venezuela, expresando que no estaba hecho para las disciplinas de partidos. Una vez alejado de la práctica política, vive una época de creación literaria: marcha al Guárico y, luego de investigar durante un año como floreció y cómo, debido a las fiebres palúdicas, se derrumbó la población de Ortiz, escribe Casas Muertas, novela con la cual gana el Premio Nacional de Literatura (1955-1956) y el Premio de Novela Arístides Rojas. Apresado en los últimos días del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, al ser derrocado éste (23.1.1958) es electo senador por el estado Aragua en diciembre de 1958, año en que aparece su Elegía Coral a Andrés Eloy Blanco y en el que además obtiene, por otro lado, el Premio Nacional de Periodismo. Siendo director del diario El Nacional, recibió presiones por parte de gobierno de Rómulo Betancourt, debido a sus posiciones políticas, motivo por el cual se separó de la redacción del periódico, no volviendo a intervenir en la redacción del mismo, salvo en contados casos (números especiales, etc.). Como senador, promueve la creación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas (INCIBA, 1960). En 1961, de regreso a la narrativa, publica Oficina Número 1, novela que relata el acontecer petrolero que se desarrolla en El Tigre, estado Anzoátegui. Si Fiebre se inspiró en la lucha contra el régimen de Gómez, su novela La muerte de Honorio (1963) respondió a la lucha que se hizo contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y que de laguna manera sirvió como denuncia de los presos y torturados por parte de la policía política del régimen.
En 1965 vuelve una vez más a la poesía, al publicar un libro titulado La mar que es el morir. Ese mismo año, publica Las Celestiales, texto humorístico firmado con el seudónimo Iñaqui de Errandonea. En 1967 es elegido individuo de número de la Academia Nacional de la Lengua, institución a la que se incorpora el 6 de marzo de 1972. En 1970 edita la novela Cuando quiero llorar no lloro, que representa según los críticos una evolución dentro de su propia técnica, pues utiliza el lenguaje coloquial, trastocando leyes gramaticales, así como los tiempos del relato. Un año después, deja al lado la escritura testimonial que había practicado hasta entonces y ensaya el tema histórico en Lope de Aguirre, príncipe de la Libertad. En 1975, reanuda su tendencia humorística al lanzar la versión de Romeo y Julieta de Shakespeare. En mayo de 1980, le es otorgado el Premio Lenin de la Unión Soviética y en 1984, parece su último libro, La Piedra que era Cristo. Días antes de morir, manifestó que pronto iniciaría una investigación para escribir una novela, cuyo tema sería el espíritu aborigen de América, caracterizado en esa ocasión, por el pueblo maya.

     A continuacion fragmentos varios de su novela Fiebre, novela venezolana que recomiendo leer sin desperdicio alguno :



I
'' Se entreabria una mañana clara cuando tome la ruta del campo. Soplaba un vientecillo aromoso que traia aliento de acequias limpias donde los lirios duermen sueños de pajaros. Saque el caballo del camino real y me interne en un tortuoso atajo que era un alfilerazo en el corazon de la montaña.
    He visto pasar  chozas campesinas, ya despiertas desde el cantar del gallo, salpicadas ahora por una algazarra de gallinas y por una gruñidora orquesta de cerdos.. A las puertas ruinosas quedaban niños desnudos, pasto del anquilostomos, exhibiendo las naricillas mocosas y los omblogos mal cortados. Las madres en cuclillas soplaban un fogon de tres piedras y los padres se habian marchado desde la madrugada, con el machete al hombro, a cumplir la jornada de hoy.
     Los terraplenes resecos, la vegetacion espinoza y agresiva, eran marco propicio para la mujer harapienta y para el muchacho desnudo y enfermo. La mujer gritaba, mientras esquivaba al fogon los ojos llorosos de humo:
   -Muchacho´el carrizo. Ya te he dicho que no comas tierra.
  -Sal a busca leña. Ruperta. No seas jaragana.
   Y salia Ruperta, una jovencita de catorce años, harapienta como la madre, arrastrando su adolescencia terrosa y lenta. A buscar leña, a destrozarse los pies desnudos entre los tunales y a acaparar mas tarde el sol despiadado en la cabecita enmarañada. 
   Me asaltaban el pensamiento las palabras de Hilario Figueras, cual si me esperasen emboscadas tras las siluetas de las chozas ¿Iba yo a pelear por esos? ¿Por esos que se morian de mugre y de abandono? Bien me decia algo interior que no.  Que era relativo y baldio mi abstracto ideal de justicia si no postulaba el sosiego para aquellos con quienes la historia habia sido supremamente  injusta.  Si lograramos imponer nosotros el poder al coronel Urrutia que invocaba a los heroes  y hacia promesas democraticas, poca cosa sabrian de lo sucedido la mujer que soplaba el fogon, el niño ventrudo, Ruperta terrosa y el hombre que se marcho con el machete al hombro. Atados a la misma choza enclenque y a la misma miseria de generaciones quedarian, mientras a nosotros nos henchiria el pecho el patriotismo satisfecho por la gesta cumplida.''


II
'' Sol, cielo con sol, tierra con sol, horizontes con sol; el sol amuela las espinas de los cardones hostiles; el sol transforma la brisa en rafaga tibia y sin vida; sol en las pupilas opacas; sol en las cabezas  calenturientas. Sol y sed. Sed en las gargantas quemadas; sed en los labios resecos; seden el corazon cansado; sed y cansancio en los pasos mostrencos.
  Marchamos silenciosos por sobre piedras y espinas. He olvidado mis pies lastimados y mi fusil y los compañeros que auedaron muertos de cara al cielo y mis ideales de justicia. Solamente se que tengo sed. Y la sed convierte el murmullo de la brisa tibia en cancion en cancion de fuente clara; y convierte el azul impoluto del cielo en laguna sin margenes; y el camino en un rio; y la pelicula turbia que entorpece la mirada sedienta en lluvia que empapa.''


 III

''Siete dias y siete noches huyendo, eso llevamos.Nos  persiguen mas de quinientos hombres, tal vez mil. En nuestras filas no quedamos sino cincuenta cimarrones despernados y andrajosos. Hemos escarpado cerros, no por los caminos verdaderos ni por las trochas disimuladas, sino por rutas que nunca lo han sido: el barranco casi vertical, el desfiladero erizado de tunas y ñaragatos. Nos hemos descolgados mas  alla por los bejucos que penden de las vertientes samentosas de peñascos. Hemos atravesado extensas sabanas, hundidos hasta el cuello en los pajonales bravios.
  Nuestros pasos tienen dos objetivos elementales e inmutables: escapar de nuestros perseguidores; mitigar el hambre y la sed. Son siempre las mismas nuestras preguntas a las viejas apergaminadas que succionan la punta del tabaco a la puerta de las chozas aisladas:
        -¿Por aqui ha pasado la tropa? 
        -¿Queda muy lejos  el agua?
        -¿No tieneun chivito que nos venda o nos regale?


IV

  En la madrugada me despierto y pienso:
    Venezuela es un hermoso pais. Anchuroso penacho de cafetales cruza el vientre de las montañas erguidas. El verde claro de los cañaverales  se desborda sobre los hondados como un rio crecido. Bosques insondables duermen al sur del mapa: selvas caucheras, legiones de arboles de serrapia, gigantescos troncos de madera util. El tabaco nace como planta silvestre. Los bananos se curvan bajo el peso del racimo. El cacao tiende los brazos henchidos de rojos frutos almendrados.
     No logro dormir y pienso:
     A las margenes de un lago fluye el petroleo, facil como el agua de los manantiales. Las vetas de oro responden en Guayana a la llamada del pico. De los hporizontes llaneros surgen los redobles dispersos del ganado en tropel. Por los cielos lluviosos criuzan vuelos de garzas impolutas. En las aguas verdes hay millares de perlas dormidas. En las altas montañas maduran su pulpa femenina los duraznos y las fresas. Y en la tierra costeña cuelgan de la parra las uvas redondas  y dulces, y se visten de oro jugoso las piñas perfumadas. Venezuela es un hermoso y rico pais.
     Oigo roncar a Wescenlao y pienso:
     Pero un pais no puede mirarse a traves de la policromia inmovil de sus paisajes. Bajo la mas ingenua de las lunas un grito de angustia es suficiente para transformar la noche diafana en tragico escenario. El hombre, al incorporarse al paisaje, le da razon de ser y sentido a las cosas. Los hombres venezolanos... Los hombres venezolanos son semejantes a los de todas partes. Como ellos, nacen, se reproducen y mueren. Morir no. Los venezolanos suelen, solemos morir en las formas mas singulares. Tumbados de bruces sobre los caminos, olvidados en negros calabozos, bajo el dolor llevado por el tormento al limite de la locura; de un balazo en los pulmones; de un machetazo en la nuca; o no morir mientras se espera la muerte como una liberacion, que es peor que morir.
    Comienza a aclarar y pienso:
    Penacho de los cafetales; tras de tu sombra esta la mano campesina que te sembro y que ahora desgrana los mil rubies de la cosecha. Sal de las salinas: por sobre tu blancura pasa curvada la mujer guaiqueri con la lata llena mallugandole los hombros. Caucho de la selva: la herida por donde te fugaste la hizo el peon purguero trepado a las ramas mas altas. Petroleo del lago: tu viste al brero sudoroso curvarse sobre la entraña que te escondia, clavar las torres de acero, tensos los musculos en el esfuerzo que hace andar las maquinas. Perla de Margarita: hasta tu guarida acantilada llego el buzo de andar macizo y manos avidas, esquivando el rastro de los tiburones. Carbon de Guanta: en brazos de los mineros negros que cavaron tus tuneles has venido hasta el sol. Ganado del llano: al hato te trajeron el lazo, el coraje y el cantar del llanero. Quien al mirar el paisaje no ve a esos hombres, como no los veia yo antes, esta mirando apenas la corteza de su patria.''

 

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario